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Cliché

Viernes 12, Mayo 2017 19:53 PM.
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– Se debe situar un contexto. Una introducción que llame la atención del lector -.
Se escucha cuando busco qué escribir y pienso que algunos propondrán los clichés de siempre:
Un sol desauceado enterrándose en el océano.
Otros – talvez – una noche estrellada de marzo en La Antigua.
Algunos un adiós taciturno que bien podría tomarle la mano al sol para no morir nunca. Para morir mil veces y revivir mil y una más en la penumbra de una botella.
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Mi cliché son tus berrinches y tus movimientos.
Tus vestimentas, tus atuendos, y tus piernas.
¡Dale tus sonrisas a las noches estrelladas y al sol del atardecer en el mar, por favor!
Es inevitable encontrarte en todos los días y en todas las cosas.
En las canciones. En las calles.
Mis manos aún te sienten.
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Vago por el mundo coleccionando anécdotas que jamás vas a revivir.
Llevo la mística de tu nombre tallada en mi sien, a la par de los besos que soñé, de las caricias que dibujé en mi rostro, en mis brazos, y en mi vida.
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Todos los días levanto la vista y me esfuerzo por verte. Unas veces clara, otras veces difusa en la penumbra de las habitaciones.
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No sé si la vida terminó cuando te fuiste o comenzó cuando me dejaste.
He construído tantos y tan gratos recuerdos sin ti…
Pero cada cuando los revivo te los quiero compartir para que los llenes del tinte de tu luz.
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La lluvia, otro de tantos clichés, canta tu voz embebida en las copas que vacío. Me recuerda cuando tú vaciabas tu memoria en mi. Y repica en mis sentidos, en todas las cosas tan llenas de tu voz. Sí. Aún escucho tu voz.
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Veo al esposo que quisiste. Cuando mezo a un niño. Y es innegable que todo lo hago contigo en la mente.
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Las personas me observan y se decantan en todas mis virtudes. Son el fruto de las motivaciones que jamás pensaste que germinarían en el niño que te ofreció el mundo, las estrellas, los textos, las escapadas, y todas esas cosas que los enamorados se juran en la pubertad del amor.
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¿Te habrías quedado con el cálculo de esta melancolía? ¿O habrías perseguido tu vida sin mi todas las veces que nos hayamos conocido?
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¿Qué tan eterno puede ser un segundo? ¿Un beso? ¿Un error?
Jamás serás un error aunque no correspondas las cartas, los versos, o los recuerdos.
Eres, en realidad, la piedra fundamental de un romance sin acabar, de un romance sin empezar.
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Serás el cliché de un viaje. De las fotografías. De los juegos con tu pelo, unas veces liso, otras veces corto, otras veces rubio, y otras rojizo.
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Estoy en el reinado de mi propia vida. Claudicaría a la corona por un café y una de las tantas conversaciones que me regalaste.
Te veré mañana en la sobriedad. Quizás no tan cerca como ahora. Pero sí cuando asista a las bodas, a los bautizos, y a los cumpleaños. En fin, a todas esas cosas a las que se va en pareja… pero que yo voy solo… solo con tu silueta.
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En el limbo del mundo de los sueños y la realidad, trazo un mapa de tu espalda y lo recorro con los dedos… o quizás esté pensando con los labios.
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Veo un vestido y sé que se vería tantas veces mejor en ti. Bailo con alguien y añoro que el paso lo marques tú.
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Extingo noches interminables con tu sola presencia, con tu piel erizada, y tu ropa por toda la alcoba.
Intento futilmente unir tu mirada con la mía y ser feliz, solamente feliz de caminar juntos, hombro a hombro, tristeza a tristeza, y transformar los reveses de la vida en lazos propios que nada ni nadie podrá romper.
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En fin, quisiera vivir todos los vericuetos de las vidas que nos toquen pero tomados de la mano; como un cliché interminable condenado al claustro de las letras con las que te evoco, con las que grito que ojalá y estuvieras acá conmigo.
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Miércoles 19, Julio 2017 22:40.

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Todos los días son domingo

29 de mayo de 2016 – 22 de noviembre de 2016

Todos los días son domingo desde tu llegada.
Tus gestos son dulces en el parque, donde mi vida entera vibra.
Contigo siempre aunque duela.

Hay amaneceres en la playa.
Reaparecen los besos bajo la lluvia.
Hay noches en las que caminamos de la mano.
Sí. Todos los clichés vuelven a existir contigo.
Siento una cabalgata en mi alma antes de verte.
Contigo todos los meses son diciembre.

Y sonrío. Me siento vivo.
Todos los días son feriado.
Sin remordimientos ni prejuicios.

Como tu perfume existe por doquiera,
mi agonía al esperarte es dulce y cándida.
Contigo siempre aunque duela.

Anhelo verte. Dibujo encuentros. Escribo tus gestos.
Me decanto en la partitura de tu nombre.
Y disfruto de la melancolía al pronunciarlo.
En susurros o a risas. De cualquier forma pero contigo.
Sí, contigo.

Acompáñame en este viaje.
Subamos a la cima de un volcán.
Ni los días con lluvia son tristes cuando te recuerdo.
Las gotas se estrellan en la ventana para ver mi júbilo.
Todos los días son de fiesta porque estás conmigo.

Te veo venir bailando, como siempre…
Sola o con un extraño sorprendido de verte.
La tierra flotando a tus pies.
Nuestras memorias se sumergen en la eternidad y para siempre.

Te prometo la nostalgia de las luces de Navidad
Y enternecerlas con anécdotas donde sonríes y vuelvo a morir por ti.

Por ti. Contigo, siempre, no importa el cómo, pero contigo.
Tú prométeme sostener mi rostro cuando pierda el rumbo.
Contigo esperaré todos los siglos que se nos ocurran.
Porque contigo toda mi vida será un domingo.

Con la dulce pereza de no bañarnos si no es a besos.
Haremos de la cama – nuestra cama – un mundo sin límites.
Seleccionaremos las canciones para nuestra historia
Y bailaremos acostados hasta que algún lunes, tímido, quiera recordarnos que el tiempo es efímero.

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